jueves, 11 de julio de 2013

Las dos caras de Iraq.

Iraq un país destrozado por la guerra, dividido y sin instituciones sólidas que puedan garantizar un futuro democrático a sus ciudadanos, se acostó ayer orgullosa. Su selección de fútbol sub-20 demostró estar entre las mejores, y sólo los penaltis les impidió jugar la gran final. Un grupo de chicos que han vivido atentados durante una década, que han crecido en el olor de la pólvora y con el sonar de las sirenas. Unos jóvenes atletas que han demostrado que el afán de superación y que el deporte no tiene límites. Que han sabido superar sus dramas humanos particulares y los de la nación. Aquellos chicos que jugaban al fútbol por las calles polvorientas entre el miedo y la ilusión, aquellos niños nacidos con Sadam Husein (Ṣaddām Ḥusayn) y que vieron caer el régimen, aquellos niños que no vieron las armas de destrucción masiva y sí a los tanques aliados, a familiares o amigos morir o sufrir atentados, aquellos niños ayer eran héroes, sin embargo y esa es la realidad, hoy nadie habla de ellos, porque otros cinco compatriotas han muerto hace unas horas, cinco policías, que seguramente ayer alentaban a su selección desde algún lugar de reunión. Al menos Iraq hoy tiene dos caras.

 

MCA


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