En estos días de convulsión de lo
humano, de la ida sin vuelta al lugar de los necios, en este tiempo completo de
falta de pensamiento propio, en esta descarada anulación de lo “natural” por lo
“artificial”. Donde lo sofisticado y manipulado gana ante lo simple y
espontáneo, donde la esclavitud de la imagen, el bienestar y lo políticamente
correcto copan los altares de la demagógica necesidad de imponer un orden de lo
correcto, de lo verdadero, de lo “lógico” y de lo “normal”. En estos días muere
un alma, altiva, reacia a ser absorbida, comprensiva y cruel, huérfana de
patrón y necesitada de conocimiento, un alma compañera de lo necesariamente
humano, de la razón y el instinto, del dolor y el gozo, del amor y el odio, de
la digna alabanza de existir.
Siendo la existencia misma, la regla
dorada, desheredada de razón, de lugar y de futuro por ende de éste mundo
moribundo y sucio de poderosos atrofiados, de máscaras que desean esconder lo
que entienden por basura, siendo mismamente estas caretas la basura, lo más
putrefacto del mundo que se asfixia de mentira y rechazo al orden de la
naturaleza misma de las cosas, de su propia existencia como tal.
Cada día que pasa este libro parece actualizarse en lugar de envejecer y desvanecerse.
MCA
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