martes, 28 de enero de 2014

Inhabilitación para el juez del caso Blesa.

Hace unos días el juez Elpidio Silva fue llevado a causa para su inhabilitación durante cuarenta años. Se le acusa por presuntos delitos de prevaricación, ratardo malicioso en la Administración y contra la libertad individual de Miguel Blesa.

Hasta ahí nada destacable, sin embargo, el enjuiciamiento de Silva deja un poso en la población difícil de eliminar y explicar. Una sensación de vacío en la justicia, de impunidad de los poderes fácticos de éste país. Al ciudadano de a píe le queda la sensación, o al menos a mí, de que si los jueces se atreven a tocar ciertas aristas del cuadrado de los poderosos, éstas les cortan. Garzón, también sufrió la persecución mediática de los afines a la corruptela del partido popular, cuando llevaba el caso Gurtel. Llama sobre manera la atención, que casos tan graves como el de Gurtel, la financiación ilegal del PP, el caso Barcenas, El caso Blesa o las preferentes, terminen con dos jueces encausados, alguno más cuestionado y ninguna dimisión. Decía Fernando Savater que en una sociedad es admisible la corrupción, ya que no se puede controlar a todos los ciudadanos, pero no su impunidad.

Hasta que punto una sociedad puede llamarse moderna, democrática y del bienestar, si revolotea sobre los tejados la sensación de que hay dos varas de medir, de que ciertos asuntos hay que cortarlos por lo sano y otros demorarlo. Silva ha sido imputado velozmente, de modo supersónico. Y aún estamos con los "dimes y diretes" en otras causas. Como ejemplo el caso de los ERES, los citados anteriormente o el caso Malaya, todos ellos con evidencias de corrupción, defendidos por la pléyade de amigos de unos u otros. Esos medios de comunicación que sacan las garras para atacar al contrario político pero que las recoge cuando se trata de los suyos.

Una justicia que intenta evitar el "paseillo" a la infanta, es una justicia que agoniza en su principio universal de igualdad, pues deja de ser ciega. A veces mira para otro lado, otras no quiere ver y en otras pone toda su atención y rigurosidad. Esta sensación de desequilibrio en la justicia es tan o más peligrosa que la corrupción o ineficacia política, pues pone en cuestión el estado de derecho, al menos moralmente y desde el punto de vista del ciudadano medio, lo que significa cuestionar las normas de convivencia y la sociedad en sí misma.

MCA



Entrevista al juez silva en La sexta noche.

http://www.youtube.com/watch?v=b4FitleqdRY



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