miércoles, 19 de diciembre de 2012


En el incorformista digital aparecía hace unos días una noticia sobre los nuevos ricos rusos, más allá de si el análisis es totalmente certero, lo cierto es que cada cierto tiempo llegan a nuestros oidos  que hay una nueva generación de Rusos que son Ricos. Y de la generación pobre ¿Quién habla?. MCA.



Economía¿Qué pasa en Rusia? - por Edmundo Fayanás
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economia2.jpg"Los grandes mafiosos rusos se han convertido en hombres de negocios, haciendo del mercado un reino del estraperlo y la corrupción. La delincuencia pura y dura funciona muy bien, resultando ser en una de las industrias más florecientes en Rusia".

¿Qué pasa en Rusia? – por Edmundo Fayanás

Tras la caída de la Unión Soviética y de su presidente Mijaíl Gorbachov, con la consiguiente desmembración posterior, se produce la llegada al poder de Boris Yeltsin.

No solamente desaparece el Pacto de Varsovia, sino su propio territorio se descompone, surgiendo quince nuevas repúblicas, que se han ido resituando, unas bajo el paraguas de la OTAN, otras bajo el de la CEI. Lo que está claro es la pérdida cada vez mayor de Rusia como potencia mundial, lo que origina que esté en un proceso de búsqueda de su papel en el panorama mundial.

Si analizamos la situación económica actual de Rusia, vemos que presenta un cuadro macroeconómico magnífico, con un crecimiento de su PIB en el 2002 del 6,5% y en el 2003 del 6,8%. El Banco central ruso tiene unas reservas récord, que a finales del 2003 ya alcanzan la cifra de 77.800 millones de dólares. Su presupuesto estatal presenta un superávit de miles de millones de dólares, pagando de forma regular su deuda; en el año 2002, pago más de 17.000 millones. Presenta una inflación anual del 12%, que no es muy alta, para su zona, con una tendencia claramente bajista.

El petróleo supone el 30% de los ingresos totales de su presupuesto. Mientras se mantengan los altos precios actuales del crudo, la economía funcionara viento en popa. Rusia produce una media actualmente de 8,4 millones de barriles de crudo al día, estando al mismo nivel que Arabia Saudí.

Rusia es ya una economía de mercado, donde el sector privado representa, como mínimo el 70% del PIB. Esto ha sido posible por un doloroso proceso de privatización, que se inició en 1992, en el transcurso del cual más de 140.000 empresas dejaron de ser estatales.

¿Cómo pasaron de una economía socialista a otra capitalista?

Trataron de terminar con rapidez con la propiedad socialista, buscando la creación de una capa de propietarios privados y de gente asociada a las nuevas empresas, que estuvieran vitalmente interesadas en el capitalismo. La inexperiencia, la codicia, la recompensa política y la amistad con la familia de Boris Yeltsin, marcan este proceso que ha causado un profundo trauma en la sociedad rusa.

En agosto de 1992, se procede al reparto de los bonos de privatización de las empresas estatales (no están las petroleras, ni las de materias primas), entre todos los rusos. Esto fue justificado, como una distribución equitativa de la riqueza estatal, teniendo como máximo ideólogo al viceprimer ministro, Anatoli Chubais. Los bonos, que poseían las gentes fueron cayendo a manos de siniestros fondos, sirviendo para la acumulación de capital por parte de los nuevos ricos. Aquellos fondos, que fueron auspiciados por el Gobierno, desaparecieron junto con los bonos a manos de personas sin escrúpulos y mafiosos. De esta forma surgieron las nuevas elites económicas rusas.

Fue en los años 1995 y 1996, cuando se sacaron a “subasta” la mayoría de las empresas petroleras y de materias primas. Siendo prácticamente regaladas, su bajo coste fue financiado por préstamos estatales, que después no han sido devueltos. En estas subastas se privatizaron, entre otras empresas, las petroleras YUKOS y SIBNEFT que fueron adjudicadas por Jodorkorski y Berezovski-Abramovich respectivamente y el gigante en materias primas Novolsk-Niquel a Potanin.

Así, han surgido los nuevos millonarios rusos como Jodorkovski, Abramovich (propietario del club inglés de fútbol Chelsea), Berezovski, Gusisski, Fridman (fletador del Prestige)..., todos ellos con miles de millones de euros cada uno, obtenidos en muy poco tiempo.

Pero si el cuadro macroeconómico es espléndido, la realidad social es dolorosamente terrible. Se calcula, que el salario que se necesita para vivir dignamente es de unos 2.260 rublos, pero los salarios de profesores, médicos, policías y otros funcionarios no superan los 1.500 rublos. Esto explica la corrupción galopante existente en el aparato estatal donde todo se compra, desde los títulos universitarios, a la cama del hospital, etc.

Se calculan, que son más de 60 millones de rusos los que viven por debajo del umbral de la pobreza. Oficialmente, el 10% de la población dispone del 36% de los ingresos nacionales. En un reciente censo realizado, el 37,5% de la población es rural, mientras que el 62,25 % es urbana.

La miseria de la población rural rusa es difícil de entender. No hay carreteras para acceder al 70% de los pueblos. Los campesinos no mueren de hambre porque disponen de bastante tierra para plantar, patatas, hortalizas y productos de primera necesidad. Siguen viviendo en las granjas colectivas (koljoses) y en las cooperativas agrícolas estatales. Recientemente se publico una discutida ley sobre la venta de tierras, pero ésta no les afecta porque no tienen dinero para comprarlas. El campo ruso ha retrocedido debido a la antigüedad de la maquinaria, a la falta de repuestos y a la falta de nuevas técnicas agrícolas. Se importa cada año más de 4.500 millones de dólares en productos alimentarios porque no se producen.

Recientemente se produjo una manifestación en Moscú protagonizada por una asociación de jubilados para protestar por las condiciones de vida de las personas mayores y contra el injusto sistema fiscal. Rusia es el país del impuesto único, que no hace diferencia entre los muy ricos, ricos y los que apenan tienen para sobrevivir. El tipo único es el 13%. Podemos decir, que Rusia es un modelo típico de la injusticia social, con su práctica ultracapitalista descaradamente favorecedora de los ricos.

Existe una clase media, que obtiene sus ingresos de la llamada “economía negra”, marcada por la corrupción y la semilegalidad. Podemos comprobar en España, que no solamente los nuevos ricos rusos van a hoteles de cinco estrellas a la Costa del Sol, sino esta clase media participa de numerosos viajes a Canarias o Torrevieja, como muestras de distinción social.

Los grandes mafiosos rusos se han convertido en hombres de negocios, haciendo del mercado un reino del estraperlo y la corrupción. La delincuencia pura y dura funciona muy bien, resultando ser en una de las industrias más florecientes en Rusia. Ocupa el segundo lugar mundial, por detrás de Colombia, en número de muertes violentas por cada cien mil habitantes.

Rusia siempre ha tenido un problema con la violencia masculina debido al exceso de bebida que se ingiere. Está también a la cabeza de muertos por accidentes de tráfico. Moscú junto a las otras grandes ciudades viven impresionantes atascos de tráfico, debido a la presencia de coches de lujo (Mercedes, Bmw, Audi) mayoritariamente comprados en el extranjero por estas clases de nuevos ricos.

Tras las recientes elecciones se ha ratificado en el poder, al presidente Vladimir Putin. Esta mayoría está compuesta por ministros, gobernadores que seguirán dirigiendo sus regiones como auténticos caciques. El eslogan de esta nueva mayoría es “no hacemos promesas, porque somos los hombres de lo concreto”, es decir, se hará lo que decida Putin. Éste ya no puede encontrar excusas para su falta de ideas e iniciativas. Tiene ocho años para gobernar.

Lo tiene difícil este oscuro personaje, ex KGB, con intervenciones poco claras como la guerra de Chechenia, o en los atentados de Moscú. Su respeto por los derechos humanos y la democracia han sido hasta ahora escasos. Es hora, que los países europeos exijan a Putín un cumplimiento riguroso de los derechos humanos y que haga avanzar a la sociedad rusa en su democratización, en el desarrollo de los derechos sociales y en la lucha contra las mafias. Los rusos se lo merecen, porque si ha habido un pueblo que ha sufrido, este ha sido Rusia y porque Europa necesita a una Rusia prospera y justa que le ayude a ser contrapeso a los Estados Unidos.

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